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  Hago lo que me calma , hago lo que la voz y una flor al tibio aire en mago de oz No puedo más y acaso la tierra húmeda con frías almas del viento sin calma Quiero tempestad, quiero ver cantar las almas sobre las tablas el cemento y sus olas cuidado que viene con el llano en llamas Planteo una guerra que no es mía, falseo una paz sin líneas Abogado y juez por la calle de Aranjuez Enrosque tuerca y libere de una vez Tengo los deseos atorados y solo quiero besar en vez Cuento un lirio mientras acario el número tres No mal entienda de sortilegios, ni eso. Quiebro la voz luego asiento la oz, riego las chambas luego deshiervo Tan o ten, fulgúreos de una implantación Siembra y rasca la espalda que el ruiseñor decae sobre la hamaca Cuesta respirar mientras el tacto El señor Hyde salió de paseo y descubrió un espejo Cuesta respirar mientras detrás de la hoja esta la flor de carne Miel almizcle y desazón, no quiero una muerte pues sí la del poeta El miedo

A la Derecha Del Roble

Que otro poema, sino, el reeditado de plagios. …El de un niño que juega en el parque mientras sus dos "abuelos"; La anciana inglesa otomana que teje doble puntada en crochet mientras  el viejo romano Calvino del viejo Bronx  desempaca las piezas del avioncito en escala. Que puede uno cantar si ellos deciden ir al jardín botánico con aquel niño. belleza volcánica o cuadro otoñal del pintor que nunca supo que lo fue. No se sabe, si bien es nieto o fue un niño presto, data poco Matisse del infante. Datos borgianos, dictan que el ya adulto infante, quizá fue llamado por algunos el Turco, que después escribió poemas con seudónimos inverosímiles.
Calvino, acaso si es su nombre verdadero, camina a la trastienda culebrera a averiguar la procedencia de aquel asesinato... Acaso busco mi perdón? no me lea mal, dice Calvino, búsco la magia de mis piedras y como llegó a mí, repito, no! usted querido lector mi compañero de corrección, la magia de aquellas cosas que las llamaba antes, cosas, Pues lo acometido si aun quiere seguir interrogando, fue JUSTICIA. los arboles cabeceadores de mis cantos Los pergaminos del canto se fueron a las orillas del mar inquieto y ruin entre las botellas se encuentra un papel de arbol Nada me es dado sino mi destierro, aqui alberto la canasta del tic tac, el tiempo trasiende en otra escalafon, las incilopedias supeditan poemas perdidos en la oriila de esta parte de castillo. Cuantas ilusones s pierden a la utopia del individuo, acaso el juega con la pelota del mundo? el tiempo transita en su lado, cual inquieto extinto ... El miedo ulle en otra orilla, las escaletas otra vez suenan mal. La estacion d

Moneda de Cristal

"Gracias" destino nefasto,  cabe decir que lAs temor y temblor de la cuadra hojarasca. Terrible la desnudez de fantasmas, preocupado persigo entenado del fantasma verdad plan de quimera,  confesión inconquistable, lamentable duende de la monedita inquieta desborda mentiras y acaso su espejo finge reír en este poema, disculpe la vanidad quizá de este lado del mundo; nada mas un rió en luna, destello. Ernesto Paez, 1994. El valle, Quito

Añoranzas de Desasosiego

memoria embelesa mi dolor... cariz del ocaso celestino, matiz escarlatas en remembranzas,cuales  intentan tender cortinas recuerdos olvidables con turrones de sosiego dulzón. Que aberración! mejor no... son épocas de equilibrio y medida poema des-fragmentado, disuelto ante el miedo En vigía desazón de soledad sin soledad fiel. Una pena serpentea mis rodillas y trasciende al volátil frenesí Mi quietud física y ante al silencio la letanía de Jacinto, El Manco. Sentencia; La frase perfecta ineludible, inevitable, intrascendente a marchitar, acaso existió? Posa la langosta de Philip k. Dick A raspones interpreta entre lineas el agujero de tiempo del otro lado del cristal... territorio de dolor y amor versificación de semántica idealista, -Qué més da, se buscan las memorias antiguas del hedonista Entonces si acaso hay entonces, el mapa que dan a memorias de desasosiego aguardan en el muy antiguo Tlon, volumen siete.

Amor pasado

Pajarito hacia dónde vuelas  si las luces crepitan al olvido de un amor,  es ese el lugar, el olvido acompañado de pequeñas remembranzas a la vida. Vida sigilosa, ilusión motora 

La Dama platónica, Jhon Wilmot

La Dama platónica Podría amarte hasta morir, Me amarías con modestia, Y nunca forzara mientras viva, Puesto que te daría con gusto: Lo que es prueba suficiente De que entiendo del arte de amar Odio esa cosa llamada goce: Que es, sin duda, oficio rutinario, que acaba con la vida y el ardor de lo que llaman deseo, como una abeja sin aguijón, convierte al dueño en un zángano. Amo a un joven que me tenderá Sus brazos para entrelazarlos, Que suavemente me atará y besará; Me verá con ojos que desean Aquello que cuando lo obtenga, Con desdén será tratado. Le daría la libertad de jugar Y de hacerme, alegre, su juguete. Nuestra libertad sería completa Y nada deseado sino ese hecho. Practiquemos, entonces y probemos Que sólo estas son las impares dulzuras del amor