La Dama platónica, Jhon Wilmot
La Dama platónica Podría amarte hasta morir, Me amarías con modestia, Y nunca forzara mientras viva, Puesto que te daría con gusto: Lo que es prueba suficiente De que entiendo del arte de amar Odio esa cosa llamada goce: Que es, sin duda, oficio rutinario, que acaba con la vida y el ardor de lo que llaman deseo, como una abeja sin aguijón, convierte al dueño en un zángano. Amo a un joven que me tenderá Sus brazos para entrelazarlos, Que suavemente me atará y besará; Me verá con ojos que desean Aquello que cuando lo obtenga, Con desdén será tratado. Le daría la libertad de jugar Y de hacerme, alegre, su juguete. Nuestra libertad sería completa Y nada deseado sino ese hecho. Practiquemos, entonces y probemos Que sólo estas son las impares dulzuras del amor