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Mostrando entradas de junio, 2018

La Dama platónica, Jhon Wilmot

La Dama platónica Podría amarte hasta morir, Me amarías con modestia, Y nunca forzara mientras viva, Puesto que te daría con gusto: Lo que es prueba suficiente De que entiendo del arte de amar Odio esa cosa llamada goce: Que es, sin duda, oficio rutinario, que acaba con la vida y el ardor de lo que llaman deseo, como una abeja sin aguijón, convierte al dueño en un zángano. Amo a un joven que me tenderá Sus brazos para entrelazarlos, Que suavemente me atará y besará; Me verá con ojos que desean Aquello que cuando lo obtenga, Con desdén será tratado. Le daría la libertad de jugar Y de hacerme, alegre, su juguete. Nuestra libertad sería completa Y nada deseado sino ese hecho. Practiquemos, entonces y probemos Que sólo estas son las impares dulzuras del amor

Creo que es un micro cuento. Sin editar

Salvarla? En tempestad mortecina, aquel sol coloso va envistiendo todo viento fronterizo. Rayando fino como pintoresco refleja su brillo en aquel trillo desgastado, su color impregnado aun demostrando su buen material a pesar del terronal que cubre su refinado madero. De frente espontáneos matorrales, en procesión desfilan sus cuerpos bailarines a cabeceos, permaneciendo en sus sitios confines, aletean como olas ubérrimas y verdes. Caminos ignotos van descubriéndose al compa de espigas maduras y cautas.  La mujer de labios extremadamente rojizos, su piel inmersa entre la blancura nítida y cabellos lacios, madejas recogidas de par en par. Ella que camina sonriente, denota su comisura labial, minucioso aliento imprudente, haciendo alimentar al crédulo hombre delgado quien ansioso, vigía de mirada profunda, aguarda tras robles descascarados, su sombrero polvoriento y aroma acre que va abrazando su montuno cuerpo, el ambiente anestesiado de resuellos acompaña espontaneo, cándido, igno
Retrato del niño... dejaron que tome una cucharadita de chapo, luego me dieron papel y lapiz acudes al espejo y acaso ir por ello ya es un error? Cabe rescatar la situación espontanea que pasa y se impregna en la espina dorsal. Cuida de ver al espejo y mira quien eres lejos esta la estrella y acaso quien es ella sino una flor que crece entre viseras y geres, no, nada. Acabo la fiesta y me usaron como monigote y doy el salto al detalle. No soy quien debía estar aquí A desaparecido alguien y en el parque las iguanas se conservan, son camaleones que cambian de color respecto al deseo oscuro. Llego de los profundos lagos y penetro en las montañas, caigo en picada hacia el pabellón de los deseos. Quien cae en mis hombros, quien es? es la lejana  acaso la sombra que estrangula y quita mis pocas entrañas y de a poco deja al niño danzar...